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11 de febrero Día de la Fundación Nacional Kenkoku kinen no hi
21 de marzo Día del Equinoccio de Primavera Shubun no hi
29 de abril Día del Verdor Midori no hi
3 de mayo Día de la Constitución Kenpo kinenbi
5 de mayo Día del Niño Kodomo no hi
20 de julio Día de la Marina Umi no hi
15 de septiembre Día de Respeto a las Personas Mayores Keiro no hi
23 de septiembre Día del Equinoccio de Otoño Shubun no hi
Segundo lunes de octubre Día del Deporte Taiku no hi
3 de noviembre Día de la Cultura Bunka no hi
23 de noviembre Día de Acción de Gracias por el Trabajo Kinro Kansha no hi
23 de diciembre Aniversario del Emperador Tenno Tanjobi

Teatro

Bunraku

El teatro de marionetas revive el viejo Japón

Bunraku es el teatro profesional de marionetas de Japón. Desarrollado inicialmente durante los siglos XVII y XVIII, se trata de una de las cuatro formas de teatro japonés clásico junto con el kabuki, noh y kyogen. El término bunraku deriva de Bunraku-za, el nombre del único teatro bunraku comercial que sobrevivió en la época moderna. El bunraku también recibe el nombre de ningyo joruri, que se refiere a sus orígenes y esencia. Ningyo significa "muñeca" o "marioneta", mientras que joruri es el nombre de un estilo de canto narrativo dramático acompañado por el shamisen, instrumento de tres cuerdas.

Además del kabuki, el bunraku se desarrolló como parte de la fructífera cultura mercantil del periodo Edo (1600-1868). A pesar de que las marionetas juegan un papel fundamental en las representaciones, el bunraku no es teatro para niños. Muchas de las obras más famosas fueron escritas por el dramaturgo más connotado de Japón, Chikamatsu Monzaemon (1653-1724), y la gran habilidad de los operadores hace que los personajes y sus historias cobren vida en el escenario.

Kabuki

El kabuki es una de las cuatro formas del teatro japonés clásico, junto con el noh, el teatro de marionetas o bunraku y el kyogen.

Se desarrolló durante los más de 250 años de paz que duró el período Edo (1600-1868). Los gustos de la clase mercante que se desarrollaron en este periodo se ven reflejados en los magníficos vestuarios del kabuki y en los escenarios de las obras, que incluyen héroes enormes y gente común tratando de reconciliar el deseo personal con la obligación social.

En contraste con las otras formas del teatro clásico, el kabuki de hoy en día continúa siendo bastante popular, como atestiguan las diversas obras que se escenifican ante entusiastas audiencias en teatros como el Kabukiza de Tokio, el Minamiza de Kioto y el Shochikuza de Osaka.

Historia del kabuki

Los intérpretes de kabuki eran, durante las primeras épocas de su representación, fundamentalmente mujeres. Se cree que el kabuki se originó a partir de las danzas y el teatro ligero que se llevaban a cabo en Kioto en 1603, principalmente por Okuni, una asistente al santuario de Izumo. La palabra kabuki tiene connotaciones en torno a lo sorprendente, heterodoxo y deleitable, y se aplicó a las representaciones de la popular compañía de Okuni tanto como a sus imitadores.

Como una parte considerable del negocio de las compañías de kabuki de mujeres (onna) era la prostitución, el shogunato Tokugawa las desaprobó, prohibiendo su desempeño en 1629 y declarando ilegal la incursión de mujeres en el escenario. El kabuki de hombre jóvenes (wakashu) se hizo entonces popular, aunque en 1652 también fue prohibido por el impacto negativo en la moral del público dadas las actividades de prostitución también de los actores adolescentes.

Con la prohibición de la actuación de mujeres y muchachos, el kabuki se convirtió en un teatro representado por hombres de edad madura, aunque antes de que este tipo de kabuki, denominado yaro, pudiera llevarse a escena, el gobierno impuso el requisito de que los actores evitaran cualquier manifestación de sensualidad y se apegaran a las convenciones más realistas del teatro kyogen.

Noh

El teatro vivo más antiguo del mundo. El noh y el kyogen constituyen, junto con el kabuki y el bunraku, las cuatro formas del teatro clásico japonés. El noh, que en su sentido más amplio incluye el teatro cómico kyogen, se desarrolló en el siglo XIV como una forma teatral distintiva, lo cual lo convierte en el teatro profesional existente más antiguo del mundo.

Aunque el noh y el kyogen se desarrollaron de manera conjunta y son inseparables, son, en muchos sentidos, opuestos. El noh es, fundamentalmente, un teatro simbólico, que otorga especial importancia al ritual y a los elementos sugerentes en una atmósfera enrarecida y estética. En el kyogen, por otro lado, la importancia radica en hacer reír a la gente.

Historia del teatro noh

A principios del siglo XIV, las compañías de actores en una serie de tradiciones teatrales seculares se dedicaban a dar giras y presentarse en los templos, santuarios y festivales, a menudo bajo el patrocinio de la nobleza. El género de representación llamado sarugaku era una de estas tradiciones. Las brillantes obras de teatro, así como los actores Kanami (1333-1348) y su hijo Zeami (1363-1443), transformaron el sarugaku en noh, básicamente en la forma en la que todavía se representa hoy en día. Kanami introdujo en el sarugaku la música y elementos de danza del entretenimiento popular llamado kuse-mai, atrayendo de esa manera la atención y el patronazgo del shogun Muromachi, Ashikaga Yoshimitsu (1358-1408).

Historia del kyogen

Se cree que el kyogen tiene sus raíces en el entretenimiento traído de China en el siglo VIII o incluso antes. Durante los siguientes siglos esta forma evolucionó en el sarugaku, y hacia principios del siglo XIV había una clara distinción, en las compañías de sarugaku, entre los intérpretes de obras noh serias y los de las humorísticas kyogen.

Como componente del noh, el kyogen recibió el patrocinio de la aristocracia militar hasta el tiempo de la Restauración Meiji (1868). Desde entonces, el kyogen se ha mantenido vivo gracias a las familias de artistas, principalmente de las escuelas de Izumi y de Okura. Actualmente, los actores profesionales de kyogen escenifican sus obras de manera independiente y también como parte de los programas de teatro noh.

Arte

Diversos factores han contribuido al desarrollo del arte japonés. Tanto tecnológica como estéticamente, se ha inspirado durante muchos siglos en los estilos y acontecimientos culturales de China, algunos de los cuales llegaron por medio de Corea. En épocas más recientes, las técnicas y valores artísticos de Occidente han dejado sentir su efecto.

Sin embargo, lo que ha surgido de esta historia de ideas asimiladas y conocimiento de otras culturas es una expresión autóctona de un gusto que es genuinamente japonés.

Tiempos modernos

La cultura japonesa experimentó una transformación bastante radical durante el período Meiji, cuando las tecnologías occidentales y los conceptos de gobierno empezaron a ser estudiados y, cuando así convenía, a ser adaptados para el bien de la nación. En el transcurso de este programa de modernización, la pintura de estilo occidental recibió la aprobación oficial, y el gobierno envió a un grupo de pintores a estudiar al exterior.

Después de algunas décadas de rivalidad entre el estilo tradicional japonés y la nueva pintura occidental, el período Taisho (1912-1926) se distinguió por la extendida influencia de Occidente en las artes. Pintores como Umehara Ryuzaburo y Yasui Sotaro estudiaron y promovieron los estilos de Paul Cézanne, Pierre Auguste Renoir y Camille Pissarro.

En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, Yasui y Umehara suprimieron el carácter que más claramente provenía del estilo occidental en la pintura japonesa. Umehara se distingue por haber incorporado a su trabajo elementos del estilo japonés, una innovación en sentido contrario que motivó a otros pintores de estilo occidental a hacerse más interpretativos.

La modernización de la pintura japonesa continuó bajo el liderazgo de Yasuda Yukihiko y de Kobayashi Kokei. Otros pintores intentaron difundir el interés por la pintura de estilo japonés adoptando temas populares y montando exposiciones con mayor frecuencia.

Fue a principios del siglo XX que un auténtico interés en la escultura de estilo occidental logró impulso, cuando los artistas que estudiaban en el exterior regresaron a Japón. Un representante de esos escultores fue Ogiwara Morie, quien introdujo el estilo de Auguste Rodin y se convirtió en el pionero de la modernización de la escultura japonesa. Otro influyente escultor fue Takamura Kotaro quien, además de ser también un poeta notable, tradujo los puntos de vista de Rodin sobre el arte.

Música

Gagaku

El gagaku, un tipo de música fuertemente influida por sus antecedentes en el continente asiático; ha sido representado ante la corte imperial durante más de un milenio.

El gagaku está compuesto de tres núcleos de piezas musicales: togaku, que se dice refleja el estilo de la dinastía china Tang (618-907); komagaku, proveniente aparentemente de la Península de Corea, y las composiciones autóctonas relacionadas con los rituales de la religión sintoísta.

De igual manera, el gagaku incluye un grupo pequeño de canciones populares, llamadas saibara, las cuales fueron compuestas en un elegante estilo cortesano.

Música religiosa

El tipo más prominente de música religiosa japonesa es la del ritual sintoísta. La descripción más antigua de este tipo de música, o kagura (música de los dioses), se conserva en el mito de la diosa del sol, Amaterasu, quien, al ser ofendida por su hermano, esconde su luz en la Caverna del Cielo. La danza que ejecuta la diosa Ama no Uzume no Mikoto la atrae para salir de su escondite.

El mito es eco de la convención de que los dioses pueden ser invocados para presenciar una representación y, al hacerlo, revitalizan la comunidad.

Ikebana

Tradición y creatividad en el arte floral

La palabra ikebana generalmente se traduce como "el arte japonés del arreglo floral", pero los materiales del ikebana pueden incluir ramas recién cortadas, vinas, hojas, pasto, bayas, fruta, semillas y flores, así como plantas secas y marchitas. De hecho, puede emplearse cualquier sustancia natural y, en el ikebana contemporáneo, también vidrio, metal y plástico. Como una de las artes tradicionales de Japón, el ikebana ha desarrollado un lenguaje simbólico y conceptos decorativos, y el uso de flores y ramas naturales y efímeras hace que la dimensión temporal se vuelva una parte integral de la creación. La relación entre los diversos materiales, el estilo de los arreglos, el tamano, forma, textura, volumen y color de los recipientes, y el lugar y ocasión para su muestra, son todos factores de vital importancia. Durante sus 500 años de historia, se ha presentado una amplia gama de formas, desde piezas modestas para la decoración del hogar, hasta vastos paisajes e innovadoras formas esculturales que pueden ocupar una sala de exhibición entera. Además de la enorme variedad de trabajos contemporáneos, las formas tradicionales continúan siendo creadas y estudiadas.

De igual manera, la práctica del ikebana, también llamada kado o la Manera de las Flores, ha sido llevada a cabo como una forma de meditación sobre el paso de las estaciones, del tiempo y el cambio. Sus orígenes religiosos y la fuerte conexión con el ciclo natural del nacimiento, crecimiento, muerte y renacimiento dan al ikebana una fuerte resonancia espiritual.

Ceremonia del té

La ceremonia del té (chado o sado) es la preparación y bebida ritualizadas del polvo de té verde en compañía de invitados. Una ceremonia formal y completa incluye una comida (chakaiseki) y la bebida de dos tipos de té (koicha y usucha); dura aproximadamente cuatro horas durante las cuales el anfitrión se dedica por completo a la creación de una ocasión destinada a provocar el gozo estético, intelectual y físico, así como fomentar la tranquilidad espiritual de los invitados.

Para llegar a ese nivel de maestría, el anfitrión o anfitriona puede invertir décadas para lograr un absoluto dominio, no sólo del meticuloso procedimiento para servir el té frente a los invitados, sino también para aprender a apreciar el arte, las artesanías, la poesía y caligrafía, además del arreglo floral, la cocina y el cuidado del jardín. Todo esto, al mismo tiempo que se entrena para mostrar la gracia necesaria, o el desprendimiento y atención, centrándose en las necesidades de los otros.

A pesar de que todos los esfuerzos del anfitrión están dirigidos al disfrute de los participantes, esto no implica que la ceremonia del té sea un pasatiempo puramente hedonista para los invitados. La ceremonia está igualmente pensada para inspirar la humildad de los participantes, centrando la atención en la profunda belleza de las manifestaciones más simples de la naturaleza, como la luz, el sonido del agua, el brillo de una hoguera de carbón -elementos que se resaltan en el escenario de una rústica cabana de té-, así como en las manifestaciones de la fuerza creadora del universo a través de la empresa humana, por ejemplo en la confección de objetos hermosos.

El objetivo de una reunión para tomar el té es el que propone el budismo zen, es decir, vivir el momento, y todo el ritual está diseñado para concentrarse en los sentidos, de manera que la persona está completamente inmersa en la ocasión sin que los pensamientos mundanos la distraigan.